¿Por qué Equilibrar?

¿Por qué algunas máquinas hacen más ruido que otras? ¿Por qué vibra el volante del coche a determinadas velocidades? Casi a diario nos encontramos con un fenómeno que a menudo subestimamos: el desequilibrio.

En una balanza hay equilibrio si en ambos lados tenemos el mismo peso. De la misma manera hay que imaginarse la distribución del peso de un rotor con respecto a su eje de giro. Si el peso no está distribuido de manera equitativa, hablamos de desequilbrio. Cuando gira un rotor con desequilibrio, se generan fuerzas centrífugas, vibraciones y ruidos que ascienden al aumentar la velocidad.

Vida útil: Los rodamientos, los apoyos, la carcasa y los fundamentos reciben la mayor carga y sufren mayor desgaste. Los productos mal o no equilibrados suelen tener una vida bastante más corta.

Seguridad: Las vibraciones pueden aflojar los tornillos y las tuercas, hasta soltar las fijaciones. Los interruptores y las conexiones eléctricas pueden resultar dañados por las vibraciones. El desequilibrio puede influir negativamente en el funcionamiento correcto y seguro, incrementando el peligro para personas y máquinas.

Calidad: Trabajando con una máquina manual con altas vibraciones el resultado no tendrá mucha precisión y el esfuerzo será mayor. También en máquinas-herramientas, las vibraciones influyen negativamente en el resultado. Una rectificadora o máquina-herramienta de altas revoluciones mal equilibrada deja la superficie con una mala calidad y produce más pérdidas.

Competitividad: Un funcionamiento suave sin ruidos siempre será también una señal de calidad. De esta manera el desequilibrio puede bajar considerablemente su competitividad. Un electrodoméstico vibrando o un coche ruidoso no tendrán éxito en el mercado así como tampoco lo tendrá una industria rindiendo al 50 % de su capacidad por alguna avería.

Las vibraciones y los ruidos molestos se pueden eliminar equilibrando las piezas rotativas. De esta manera se mejora la distribución de su masa, para que actúen fuerzas menores en los apoyos. Al equilibrar además hay que considerar el tipo de desequilibrio existente.